lunes, 20 de diciembre de 2010

Compatibilidad Acuario

ACUARIO

Aire – Fijo – Positivo
Regido por Urano
Símbolo: el Aguador
Fuerzas diurnas – Masculino


ACUARIO


Aire – Fijo – Positivo
Regido por Urano
Símbolo: el Aguador
Fuerzas diurnas – Masculino

La relación ACUARIO – ACUARIO





A todos nos suceden cosas extrañas en nuestro tránsito por la vida sin que
nos demos cuenta durante un tiempo de que han sucedido.


Sí. Es verdad. A todos nosotros nos suceden cosas extrañas, más o menos cada pocos años, y no nos damos cuenta enseguida de que han sucedido. Sólo notamos más tarde la naturaleza extraña del incidente o del acontecimiento.

Sin embargo, a los Acuario les suceden cosas extrañas a un promedio de una o más por día, y los Aguadores nunca notan lo que ocurre. ¿Por qué un Acuario habría de considerar de alguna manera insólita un encuentro próximo de la primera, la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta, o la centésimo sexagésimo sexta clase? Para Acuario, lo raro es lo normal. Lo normal es raro.


Cuando dos de ellos unen sus esquemas aurales en una relación de signos solares 1 – 1 de cualquier tipo –en una escuela, una oficina, un hogar, una cápsula espacial, la noria gigante de un parque de diversiones, o un bote de remos- la vida se convierte de veras en algo muy extraño, en una especie de pastel invertido de piña y pasas de ciruela, con círculos y rayas, estilo Hobbit de Tolkien, y con algo de Sombrero-Loco-pasando-por-los-aros-de-croquet. Seré franca con vosotros. Un Acuario es todo lo excéntrico, brillante, genial y chalado que se puede ser. Dos Acuario juntos son exactamente dos veces más todo lo excéntrico, brillante, genial y chalado que se puede ser. Ya os formáis la imagen, una de esas imágenes con las que os encontráis al mirar los espejos ondulados del pabellón de la risa del parque de diversiones. Porque, como he escrito antes, tanto en este libro como en Sun Signs, Acuario es el signo de la genialidad y la locura, y a menudo es difícil trazar un límite sutil entre estas dos virtudes.

Podéis depositar sobre el umbral de su casa un cesto con toda la responsabilidad por esta era delirante que nos toca vivir. Desde luego, si obráis así, ellos se limitarán a salir cada mañana rumbo a Disneylandia, saltarán por encima del cesto sin siquiera verlo, y después seguirán ocupándose distraídamente de sus negocios. Sí, los Acuario se ocupan de sus negocios, y pretenden que vosotros os ocupéis de los vuestros, sin inmiscuiros en los de ellos. De modo que saltarán por encima del cesto, sin fijarse siquiera en él, cada mañana de su vida. Podría ser un crío que alguien abandonó en el umbral. Si lo fuera, debería llorar estentóreamente para que el Acuario bajase la vista y notara su presencia. Estos personajes miran siempre hacia arriba, hacia atrás y hacia los costados, pero nunca hacia abajo. Es por esto que rara vez saben cuál es el terreno que han invadido sin autorización. Podría decirse que sólo utilizan la visión periférica. Pero de alguna manera consiguen encontrarse el uno al otro. Pienso que tal vez utilizan el radar. Pero entendedme bien: no necesitan entrar en una tienda y comprarlo en frascos o cajas… lo tienen incorporado en su Tercer Ojo.

Los Acuario no deberán sentirse injuriados por todo esto, ni deberán precipitarse en paracaídas sobre la conclusión de que los estoy menospreciando. En verdad (real y sinceramente) Acuario es mi signo solar favorito, después de Leo… y de Aries, por supuesto. Un excelente astrólogo que conocí en Nueva York os llamaba a los Acuario “los portadores de la antorcha de la dignidad humana”. (Esto me sobresaltó de veras, porque, ¿cómo se puede asociar algo digno con unos seres que se pasan la vida cabeza abajo?) Los antiguos sapientísimos os llamaban “los humanitarios del planeta Tierra”. Por lo menos un autor os ha denominado “la última esperanza de la raza humana”. Casi todos quienes estudian astrología os definen como “genios brillantes, premonitorios e inventivos”. Y también os consideran acertadamente “los líderes de la nueva Edad de Oro”. Pero nada de esto importa. Yo os considero alocados, excéntricos, tan imprevisibles como una tarjeta cómica de San Valentín enviada a Quasimodo, a su habitación de la torre de Notre Dame… con un pie en el Cielo, otro en la Tierra, la cabeza en las nubes, y las orejas pegadas al revés. En otras palabras: raros. Además, siempre perdéis vuestras lentes de contacto en la bandeja de los cubitos de hielo, en la nevera.


Aparte para los lectores: No os preocupéis. A los Acuario les halaga inmensamente que les atribuyan las cualidades precedentes. ¿Os parece extraño? No tanto. Veréis, los capricornianos reaccionan como si les hubierais otorgado el premio Nobel cuando les decís francamente que son remilgados. Los Tauro se hinchan de orgullo cuando les informáis que son tenaces como el pegamento… Los Leo sonríen con expresión benévola cuando les habláis de su arrogancia insoportable, y… escuchad, ¿sabéis una cosa? Todo el mundo es raro. Quiero decir ¡TODO EL MUNDO, sin excepciones! Debe depender de la teoría de la relatividad o de algo parecido. Evidentemente, somos doce los grupos montados sobre este balón giratorio, y enfocamos la vida con doce criterios distintos. (¿Pensáis que ésta es la lección de tolerancia que han venido a dictarnos los Aguadores?) Por supuesto, la única forma sensata y correcta de enfocar la vida es la de Marte-Aries. Algún día se demostrará que esto es indiscutiblemente cierto. Mientras tanto, en mi condición personal de Carnero, me niego a seguir discutiendo el tema.


Muchas personas me han escrito para preguntarme por qué Acuario es un signo de Aire, a pesar de lo cual su símbolo es el Aguador. Desean saber específicamente cómo se puede decir que un Aguador pertenece al elemento Aire. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para contestarles.


No lo sé.


¿Por qué os quejáis? Ésta es una típica explicación de Acuario. Tan clara como el smog que cubre Los Ángeles. En mi condición de astróloga, no me sorprende en absoluto la mezcla de los elementos Aire y Agua. Y a medida que aprendáis más cosas acerca de estas criaturas singulares, atravesadas, de confusión creativa, tampoco os sorprenderá a vosotros. Espero que el conocimiento de las estrellas y los planetas os disuada de escribirme para pedir algo tan absurdo como la explicación del porqué de algo relacionado con los nacidos en febrero. (Algunos Acuario nacen a fines de enero, pero la mayoría nacen durante lo que los norteamericanos llamamos el mes de la marmota… y es lógico que sea así.)

Ahora imaginad esto. Dos Aguadores se han descubierto recíprocamente, en el parque de juegos, en la universidad, en un equipo de baloncesto, en un hangar de TWA, o entre los espectadores de Star Wars. Leen este libro juntos. O sea, uno de ellos (excluyendo a los críos del parque de juegos) se lo lee en voz alta al otro, que se pasea por la habitación, regando las plantas y hablándoles (pero escuchando). El lector se interrumpe, más o menos aquí… se vuelve hacia el Acuario que empuña la regadera y que está enfundado en el chándal y comenta: “¿Pero qué dice esta autora? ¿Acaso tenemos algo de raro? Tú te has doctorado en física nuclear, yo soy general de brigada del Ejército de salvación, ambos somos evidentemente personas inteligentes, normales, discretas, calladas. Este libro insinúa que somos, de alguna manera, “estrafalarios”. La astrología no puede ser exacta si insinúa semejantes cosas, ¿no te parece?”.

El segundo Acuario se detiene cerca de las violetas africanas, reflexiona cuidadosamente, con la intención de analizar correctamente la pregunta, y después mira al otro Acuario, con expresión soñadora, y responde: “Todo el mundo es estrafalario, excepto tú y yo… y a veces…” (deja la frase en suspenso).

El primer Acuario lo interrumpe, también con expresión soñadora: “…y a veces tú desvarías un poco…” (completando la frase).

“¡Gracias, camarada, por ayudarme! Había olvidado el final. Me sacaste las palabras directamente del inconsciente –comenta el segundo Acuario-. A veces soy muy distraído.”


PRIMER ACUARIO: Parece que nos leemos muy a menudo el pensamiento, ¿no es verdad? Quizás deberíamos seguir un curso de telepatía, o algo así, para poder entender por qué entendemos tanto.

SEGUNDO ACUARIO: No lo creo. Eso no me excitaría. ¿Por qué no compramos en cambio un libro sobre la forma de captar las voces de los muertos? Hay uno titulado Breakthrough, que publicó Taplinger, o alguien, y que explica cómo se puede captar la voz de cualquier persona, viva o muerta, con un magnetófono común. En varias grandes universidades ya han verificado que funciona. Escucha, ¿has visto qué hice con mi regadera?

PRIMER ACUARIO: Acabas de meterla en el cajón de la cómoda. ¿Estaba vacía?

SEGUNDO ACUARIO: ¡Qué barbaridad! Todavía estaba semillena. ¡Mira mis jerseys! Están empapados.

PRIMER ACUARIO: Ése es mi cajón de la cómoda, y esos no son tus jerseys, son mis gatitos.

SEGUNDO ACUARIO: Bueno, lo siento mucho… ¿pero qué hacen tus gatitos en el cajón de la cómoda?

PRIMER ACUARIO: Siempre duermen la siesta allí, porque les gusta el perfume del cedro, ¿No lo recuerdas?

SEGUNDO ACUARIO: Es verdad. Lo había olvidado. ¿Me prestas tu secador de pelo, para secarlos? Pobrecillos.

PRIMER ACUARIO: No te preocupes. Los secaré yo. Tú corre a la biblioteca y pide Breakthrough. Puedes usar mi bicicleta. Pero ten cuidado. Le falta la rueda trasera. Procura evitar las congestiones de tráfico.


¿Entendéis lo que quiero decir? El desenlace de cualquier tipo de asociación entre dos individuos Acuario de cualquiera de los tres o cuatro sexos, que dure desde quince minutos hasta un par de décadas o toda una vida, es totalmente imprevisible. Lo único que se puede prever acerca de su relación, cualesquiera que sean sus edades, su peso, su estatura, sus números de Seguridad Social, y sus referencias previas, es que se entenderán enseguida el uno con el otro. Esto es por sí solo un milagro fabuloso. A menudo un encuentro entre dos personas regidas por Urano hace brotar (literal y seriamente) lágrimas en los ojos de ambas. Así es: cuando has estado pensando que nadie en el mundo entero sentirá nunca lo que tú sientes respecto de nada, o nunca entenderá por qué sientes lo que sientes respecto de todo… el día en que encuentras a alguien que sonríe comprensivamente debes marcarlo EN ROJO en tu calendario de Tolkien, como una efemérides de paz y alegría y bienestar inesperados, pero cálidamente bienvenidos.

Por fin has encontrado a otro ser humano que caminará silenciosamente por las colinas recogiendo setas contigo, y que no parloteará sin parar sobre temas intrascendentes. Alguien que sabe dónde buscar a Régulo y Espiga en una estrellada noche estival en las montañas, y que también sabe señalar a Arturo… alguien que ha leído Walden, de Thoreau, exactamente veintitrés veces, como tú… alguien que está dispuesto a aporrear a todos los charlatanes del Congreso porque se niegan a honrar y tratar a los indios norteamericanos con el inmenso respeto y veneración que merecen, para no hablar de que se niegan a pedirles excusas porque les robamos sus tierras y su país. Alguien que sabe lo que es un quark, por qué el número nueve es el solvente universal, y también el Dragón Rojo de la alquimia… alguien que defiende los inodoros sin agua, porque considera que son la gran esperanza del futuro, dado que podrían traer consigo la doble bendición de un suelo nuevamente rico y fértil y de aguas puras e incontaminadas en la Tierra… alguien que desea nadar por los ríos, trepar a los árboles… ser libre… en lugar de pasarse la vida dedicado a esta faena aborrecida con que llenamos nuestros días… alguien que cree en la homeopatía y la radiónica porque dan resultados… alguien que está en guerra con quienes se reparten la Tierra y dicen que la “subdividen”… que está resuelto a detener la innecesaria matanza médica y científica de nuestros hermanos animales, vivos y aterrorizados… alquien que es, en una palabra… cuerdo.

Ahora comprenderéis (espero) lo que quise decir con la vigésima y la vigesimotercera palabras de la sexta oración del tercer párrafo, en el comienzo de este capítulo. Entonemos una plegaria silenciosa y reverente para pedir que más Aguadores se encuentren recíprocamente durante ésta, su propia era, que está despuntando. Mientras rezamos, se nos sumarán los Aguadores Abraham Lincoln, Joanne Woodward, Paul Newman, Adlai Stevenson, Lewis Carroll, Mia Farrow Previn, Franklin D. Roosevelt, el profesor Ray Neff… Jimmy Hoffa, Bill Snyder, Edith Bunker, George Jefferson alias Sherman Hemsley, Pearl Burt y Thomas Edison… y todas las plantas y animales y seres marinos indefensos… las crías de foca y sus madres… las vacas y los cerdos y los leopardos masacrados… los Acuario Charles Lindbergh, Vanessa Redgrave… la tribu Coyote de los indios hopis… Tom Banyaca… Craig… Joel Cohen, Debra Hayec… Goldfield Druid, Nona Stodart… Claudine Longet… Alfred E. Neuman… Ruth Edwards… y Bilbo Baggins.

…y también los Aguadores honorarios Claire Faverone y Francesco Bernardone de Asís… Jesús, el carpintero, y María Magdalena…



Mujer ACUARIO Hombre ACUARIO





-Qué tonterías dices, preciosa. Nadie puede entrar en la casa sin
Golpear.
-Creo que él entra por la ventana –respondió ella.
-Cariño, está en el tercer piso.
…oh, seguramente ella lo había soñado.


No. Ciertamente no sueña. Los hombres Acuario entran en las habitaciones de una manera singular e inusitada, tal como lo hacen todo. En verdad, entrar en una casa, un aula, un teatro, un estadio, una iglesia o un gallinero por una ventana sería decepcionantemente mundano para un Acuario. Podría entrar por la puerta haciendo repicar un equipo de esquí acuático o unos chanclos para nieve. Conozco a un Acuario (adulto) cuyo hobby consiste en andar sobre zancos… iguales a los que yo usaba para bambolearme por el callejón cuando era niña. Es el campeón de zancos de su barrio. Verídico. Además se fabrica sus propios zancos. Un actor Aguador que conozco, llamado Bernie Friedman, se desliza en un patinete alrededor de su manzana del Bronx, sobre Cruger Avenue, verificando los resultados de los partidos locales de béisbol; con las brillantes letras de las canciones que él escribe apretadas debajo del brazo; con un ritmo de su cantante favorito, Frank Sinatra, anidado detrás de la oreja izquierda; mordisqueando un pepinillo kósher en vinagre y una rosquilla recién horneada… y luciendo una insignia azul y blanca en la que está impreso el lema: Que la fuerza sea contigo.

Estos Aguadores de sexo masculino provienen, sin excepción, del espacio exterior, y ésta es la excusa muy lógica que emplean para ser tan raros. Tengo un amigo Acuario cuyas iniciales son J. C. (no, no el Rey de los Cacahuetes… ni el otro, aunque mi amigo también es de origen judío. Pero es natural de Wantagh, estado de Nueva York, y no de Jerusalén). De todos modos, Joel Cohen me visitó recientemente. Antes de llegar, me telefoneó y concertó una cita conmigo para las once de la mañana. Cuando le pregunté por qué no venía más temprano, para que pudiéramos desayunar juntos, respondió que no quería comprometerse para una hora anterior, porque quería disponer de tiempo para extraviarse mientras buscaba el lugar del encuentro. Esto me pareció muy sensato. Los Acuario se pierden a menudo en el Metro, en la autopista, en los aeropuertos… y a veces, en su propia casa.

Cualquiera que sea el método que el hombre Aguador elige para entrar en una habitación, una vez que está dentro, si hay una mujer Acuario presente, sus ojos intercambian inmediatamente una sonrisa, luego parpadean unas cuantas veces, y después se desvían hacia el cielo raso. (Es difícil inmovilizar los ojos de Acuario. Y también a los Acuario en persona.) Si uno de estos dos Aguadores ya está comprometido, ligado a algún otro, implicado en un romance, o legalmente casado, a ninguno de los dos se le ocurriría entablar una mayor intimidad emocional. La infidelidad no figura en el código del Acuario típico. (No puedo hablar de los atípicos, como no sea para decir que, si tal vez no convencerá a los demás, pero sí a ellos). De modo que si uno de nuestros Acuario típicos, o ambos, pertenecen a otra persona (si hubiera un compromiso romántico previo), no se enamorarán locamente, ni concertarán una relación secreta, ni infringirán las reglas de ninguna manera. En cambio, se convertirán sólo en amigos íntimos, platónicos.

Si por casualidad ninguno de los dos está comprometido con otra persona, y por tanto a la hora de su encuentro disfrutan técnicamente de libertad para buscar el auténtico amor, ocurrirá exactamente lo mismo. Se convertirán en amigos íntimos, platónicos. A menudo por un lapso bastante prolongado, si se toma en cuenta que pertenecen a sexos opuestos. Los Acuario, ya sean chicos o chicas Aguadores, sienten mucho más respeto por la amistad que por el amor. La amistad es el gran objetivo de su vida: ser amigos de todo rey, reina, primer ministro, embajador, campesino, mendigo, elector, faquir, pastelero y fabricante de velas… de todo perro, gato, mula, rosal, golondrina, tordo, niño, lactante, presidente, hormiga, mosca, caballo, oso hormiguero, cantante, bailarín, payaso y elefante de este planeta. Desde luego, no alcanzan cabalmente esta meta. Pero les falta sorprendentemente poco para alcanzarla.

Veréis, se fían de la amistad. Pero el romance… el amor… representan para los Aguadores un estado de ánimo del que hay que recelar. Aquellos pocos Acuario cuyos soles estaban seriamente vulnerados a la hora del nacimiento por planetas maléficos de la quinta o la octava Casa de su horóscopo, pueden vivir una vida sexual espantosamente heterodoxa y promiscua. Pero la mayoría de los hombres y mujeres Acuario comparten la siguiente actitud… Piensan así: El romance lleva al amor. El amor lleva al sexo. El sexo es, muy sencillamente, el estudio de dos tipos patentemente distintos de tuberías. Una vez que esta diferencia ha sido descubierta, confirmada y cuidadosamente verificada unas pocas veces, es un derroche de tiempo prolongar indefinidamente este proyecto de investigación. En el mundo hay tantos temas fascinantes para investigar, que no se justifica que una persona le dedique todo su tiempo a uno solo.

Incluso los amantes Leo y Escorpión deben confesar que los Aguadores tienen razón en esto, por lo menos teóricamente. Todo lo que estas personas regidas por Urano piensan, dicen o hacen es teórico: abstracto o académico. Incluso enamorarse, cosa que hacen cuando han resuelto que se trata de algo seguro y sensato, pero sobre todo porque son curiosos, y no pueden seguir soportando el misterio… el misterio de él… el misterio de ella.

El hombre Acuario pretenderá que la mujer que elige finalmente como “propia-para-que-lo-acompañe-en-su-gran-gira-por-la-vida”, sea algo más que una simple esposa, amante, madre y criada. Pretenderá que sea una geisha, su confidente, su secretaria, su confesora, su mejor amiga en todo el mundo, su camarada, su socia en todos sus planes demenciales, extravagantes, mágicos e imposibles. Ella también deberá estimar al resto de sus amigos (que podrían ser muchos), deberá ser una experta en matemáticas mentales, deberá saber qué diferencia existe entre Uriah Heep y Ofelia, y deberá haber leído y saber discutir inteligentemente si el profesor Moriarty mató a Sherlock Holmes, o viceversa. (No es necesario que ella sepa la respuesta, bastará que tenga una opinión interesante.) Si la chica Acuario que él ama está en condiciones de hacer todo esto, tal vez él podrá ejecutar algunos milagros en su honor.

Por supuesto, la mujer Acuario pretenderá que él realice esencialmente los mismos trucos mágicos. Pretenderá que sea mucho más que un buen sostén del hogar, marido, padre, amante, y así sucesivamente. Tendrá que ser su gurú, su instructor de judo, su padre, su hermano, su mejor amigo del mundo, su monje tibetano, su romeo, su Valentino, su Cleveland Amory (en relación con la notable cruzada de éste a favor de los derechos de los animales), y ciertamente su Ralph Nader y su Amory Lovins (el heraldo de las formas alternativas de energía, incluida la solar).

En todo lo importante, él deberá recordarle al primer chico que amó, el que le pasó una margarita deshojada por detrás de la espalda de la maestra en la clase de álgebra… así como en todo lo importante ella deberá parecerse mucho a la primera chica que él amó, la que tenía un ojo azul y otro marrón, la más hermosa de la clase de geometría, aquella a la que una tarde él prestó su pañuelo cuando lloraba desconsoladamente porque no le habían salido bien los triángulos equiláteros.

Veréis, las condiciones que ponen los Acuario para el amor eterno son tan difíciles de cumplir, que no es extraño que muchos de ellos no se casen nunca. Se necesita una considerable experiencia práctica para poder aspirar al puesto de esposa de él… o de marido de ella. Experiencia, no en el campo del amor o la sexualidad o de cualquiera de esas trivialidades, sino en el de la vida ordinaria. Borrad esto. Sustituidlo por la vida “extraordinaria”.


Una vez que hayan satisfecho sus respectivos requisitos delicados, complejos, convexos y enroscados, y hayan sido aprobados con un sobresaliente 10, este hombre y esta mujer tendrán muchas probabilidades de lo lograr juntos la armonía sexual. Tanto él como ella conocen instintivamente uno de los mayores secretos del amor sexual, a saber, que la parquedad hace más exquisito todo lo que hay en el Universo, y la unión física no es una excepción. No se trata de que vivan platónicamente, como hermanos –no, lejos de eso- pero, si son Aguadores típicos, tampoco saciarán sus cuerpos apareándose por el solo gusto de aparearse. Cuando expresen su amor sexualmente, casi siempre se habrá producido antes un incremento gradual del deseo, empezando por un intercambio de miradas sonrientes durante la cena o el desayuno. He dicho “casi siempre”. En otros casos (no a manudo, pero sí con bastante frecuencia) su unión física será repentina, inesperada y explosiva, sin que ninguno de los dos insinúe una advertencia previa. Sólo una necesidad instantánea, seguida por una satisfacción silenciosa y también instantánea. Es posible que el hastío de Urano que ambos sintieron individualmente, antes de conocerse, por el exceso de experimentación en el área de las tuberías sexuales, no sea unan mala escuela de investigación erótica para los amantes de todos los signos solares, dado el valor de su diploma.


Si los signos lunares y ascendentes de esta pareja de la configuración de signos solares 1 – 1 son armoniosos, su potencial para descubrir arco iris y trasgos es todo lo tintineante que ellos podrían desear… pero si sus posiciones lunares-solares o ascendentes tienen un aspecto negativo en sus respectivas natividades, es posible que haya demasiadas virtudes (o rarezas) análogas en sus idiosincrasias, y tendrán que introducir algunos ajustes importantes si aspiran a convivir en paz.

Para empezar, cada uno podría estimar demasiado a los amigos del otro. La mayoría de las parejas tienen problemas porque uno de sus integrantes no se entiende con los amigos del otro. Esta pareja no. Sus respectivos amigos les inspirarán tanta curiosidad y fascinación que es posible que olviden por completo su curiosidad y fascinación mutua, y entonces saldrán una noche con uno de los amigos… no necesariamente para tener un amorío, sino quizá para estudiar la posibilidad de montar una discoteca para pilotos de OVNIS o una tienda de alimentos naturistas para jirafas. Quizá para discutir la posibilidad de que el mismo (o la misma) Acuario presente su candidatura a Presidente. Es difícil mantener vivo el romance cuando la cocina está atestada de amigos, y cuando sobre la cama se apilan los abrigos y las bufandas y los jerseys del continuo desfile de… amigos.

Otro rasgo que podrá producir conflictos si lo exageran, porque ambos Acuario lo comparten, es su respectiva fijeza. La fijeza significa obstinación, y algo más. En el hombre y la mujer regidos por Urano, está entretejida con su conducta imprevisible, así que se podría decir que estos dos duplican el síndrome de la tozudez inventiva, extravagante. Por ejemplo, él se obstinará tercamente en permitir que su perro, Jeep, duerma todas las noches con ellos, acurrucado bajo su mentón. Es difícil y ligeramente antiestético darle un beso por la noche a un hombre que tiene puesto un cachorro de labrador a manera de bufanda. Nunca sabes si el beso en el morro se lo das al hombre amado o al perro. Esto puede ser desconcertante para una chica a la que le gusta dormirse amorosamente acunada. O… ella puede defender tercamente su derecho a conducir el auto de él, a pesar de que en una semana lo enroscó dos veces en un buzón, y de que en la guantera se apretuja una colección de sanciones por aparcar incorrectamente y por conducir a excesiva velocidad. Esto puede ser frustrante para un hombre al que le gustaría contar regularmente con un medio de transporte seguro. Es casi imposible convencer a un o una Acuario de que debe cambiar de idea sobre lo que sea (y es totalmente imposible obligarlo a ello).

Afortunadamente, incluso el hombre y la mujer Acuario con aspectos negativos entre sus soles y lunas tienen una solución fácil para sus áreas de tensión. Pueden concentrarse en objetivos comunes –o incluso independientes- de actividad humanitaria o investigación científica. Así no dispondrán de tanto tiempo para enfrentarse con sus respectivas fijezas. Es un hecho que muchas parejas de misioneros, matrimonios de exploradores, de investigadores científicos, de coautores de libros, y así sucesivamente, pertenecen a esta doble configuración de signos solares 1–1 de Acuario. Los dos siempre pueden perderse a sí mismos, juntos, en la consagración a un objetivo idealista, y corren por tanto menos riesgo de perderse el uno al otro, en razón de su descontento y de su desasosiego. No es necesario que hagan un safari juntos por África, ni que escalen el Himalaya en busca del Dalai Lama, ni que trabajen en equipo en un laboratorio cromado. Podrán dedicarse a un trabajo conjunto más normal, mundano, como por ejemplo amaestrar crías de gorila, experiencias extracorporales mediante el trance catatónico en la pirámide de Keops, en Egipto, o escribir un libro para explicar que Keops no construyó la pirámide de Guize y para revelar quién la erigió realmente… todo ello en gozosa sociedad. Sí, sé que estas sugerencias de carreras dobles no son “normales y mundanas” para vosotros y para mí, pero para el hombre y la mujer Acuario no son en absoluto anormalmente excéntricas o delirantes.

Como ya he dicho en este libro, y también en Sun Signs, el hombre y la mujer regidos por Urano creen en el cambio… excepto en lo que les concierne a ellos. Tal vez él tienda a pensar que en el mundo todo y todos deberían cambiar, incluida ella (su compañera), mientras él se niega a introducir la menor modificación en sus hábitos personales. Tal vez ella tienda a pensar –y a negarse- igual que él. Obviamente, uno de los dos tendrá que tomar conciencia de que este tipo de reflexión a ciegas está errada. Preferentemente ambos.

Vivirán sus momentos más felices cuando se den sorpresas recíprocas. A los Acuario les encanta dar y recibir sorpresas. Estos dos rara vez dejarán entrever sus planes individuales antes de ponerlos en práctica. El viejo Ford Modelo T que él le regalará para Navidad será totalmente inesperado. La casilla acoplada a la cama que ella le construirá, para que Jeep pueda dormir en las noches de martes alternos, no será anunciada con antelación, sino que sencillamente aparecerá allí, para dejarlo atónito una mañana cuando se despierte pensando que es Jeep quien le besa la nariz, y descubra que el cachorro ronca contento en su nuevo hogar a pocos pasos de distancia… y que en realidad es su camarada quien lo besa. Su buena y vieja camarada, su mejor amiga, la chica que se parece tanto a su primera amada que le hizo olvidar su nombre. ¿El nombre de quién? De su antiguo amor, quiero decir. Pero también es muy posible que un hombre Acuario olvide el nombre de su esposa. Los nombres carecen de importancia. Él recuerda lo que sí importa respecto de ella, como el aspecto que tiene con el pelo húmedo, después de nadar o ducharse… la forma en que su voz le aplaca el espíritu cuando le lee historias de Tolkien por la noche, a la hora de dormir… y la forma en que le prepara su soufflé de espinacas y su batido de pasas de ciruela todas las mañanas.


La mujer Acuario también es distraída. Puede olvidar de cuando en cuando el nombre de su amante o marido, cuando está atareada con otros menesteres, como el de aserrar madera para la casilla del perro, o el de escribir su tesis sobre el perfeccionamiento de una nueva cámara para fotografiar escenas del pasado, usando cristales de cuarzo en la lente… pero se acordará de lo que realmente importa. Recordará que él fue el primer hombre que pudo señalarle a Sirio y Orión en el cielo… que le explicó cómo el uso generalizado del inodoro sin agua podría salvar el planeta… que le regaló una suscripción al National Geographic el día de su boda y un equipo de herramientas para poner a punto el auto el día de su cumpleaños. Además, por supuesto, están esos momentos de… necesidad instantánea… y satisfacción instantánea… inesperados… y la forma en que los ojos de él le sonríen, después. Estos detalles los recordará eternamente, porque tienen trascendencia.




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